ARTICULO ORIGINAL
Estudio preliminar de la miocarditis chagásica aguda experimental y su relación con la administración de esteroides sexuales
Vanina M. Tartalini1*, Germán H. Fontanella1*, Ana L. Nocito2, Silvia S. Revelli1
1 Instituto de Inmunología. Facultad de Ciencias Médicas. Universidad Nacional de Rosario. Rosario. Santa Fe. República Argentina.
2 Cátedra de Anatomía y Fisiología Patológicas. Facultad de Ciencias Médicas. Universidad Nacional de Rosario. Rosario. Santa Fe. Rep. Argentina.
* Los autores contribuyeron equitativamente en este trabajo.
Correspondencia: Vanina M. Tartalini.
Moreno 1171 Piso 4 Dpto “B”.
C.P:2000. Rosario. Santa Fe. República Argentina.
E-mail: vanitarta@hotmail.com
Recibido: 14/06/2011
Aceptado: 27/09/2011
Resumen
Introducción. En nuestro modelo experimental, la infección aguda por Trypanosoma cruzi (T. cruzi) en ratas adultas
cursa con una parasitemia poco evidente, mientras que en los animales prepúberes (PP) se registran parasitemias más
elevadas. Estas discrepancias podrían asociarse a la inmadurez inmunológica que exhiben los animales más jóvenes,
pero asimismo, a la diferente madurez sexual del huésped al momento de la infección. Siendo la testosterona (T) una
hormona capaz de influir sobre las células del sistema inmune y en consecuencia modificar el curso de las infecciones
parasitarias, nos propusimos evaluar el efecto de dosis fisiológicas de T sobre la miocarditis aguda en fase temprana
en ratas PP.
Material y métodos. Se inocularon 1 millón de T. cruzi al destete y dos dosis de T de 1 mg/kg de peso, previo al T.
cruzi. Se realizaron los controles respectivos, incluido un grupo experimental que recibió bicalutamida, antagonista de
la T (5 mg/kg/día) +T+T. cruzi. Se evaluó parasitemia a los 7, 10 y 14 días post infección (pi) y se realizó el estudio
anátomo-patológico de corazón, timo y bazo a los 4, 7 y 14 días pi.
Resultados. A los 14 días pi, los animales que recibieron dosis fisiológicas de T presentaron un incremento significativo en la parasitemia y desarrollaron una mayor esplenomegalia que el resto de los grupos infectados. El estudio
histológico de esos grupos reveló una miocarditis de intensidad similar -moderada a intensa- y nidos de amastigotes,
mientras que en los animales sacrificados al día 4 y 7, se observó nidos de amastigotes sin reacción inflamatoria. Los
controles no presentaron alteraciones histológicas.
Conclusiones. La administración de T en los animales PP, previo a la infección con T. cruzi, propició la replicación
temprana del parásito, evidenciada por el aumento en la parasitemia; sin embargo, no fue capaz de modificar la lesión
cardíaca aguda en fase temprana ni tardía.
Palabras clave: Miocarditis chagásica aguda; Testosterona; Modelo experimental en ratas
Summary
Preliminary study of experimental acute Chagasic cardiomyopathy and its relation to sex steroid administration
Background. According to our experimental model, along the acute phase of Chagas illness, adult rats infected with
Trypanosome cruzi (T. cruzi) presents very low and almost undetectable parasitemias, whereas in prepubertal animals
(PP) parasitemias reported were higher than in the adult ones. These differences could be associated with the immunological
immaturity exhibited by younger animals, but also owing to the different sexual maturity of the host at the time of infection. As testosterone (T) is a hormone that can influence immune system cells and thus modify the course of parasitic
infections, we have evaluated the effect of physiological doses of T on early acute stage of myocarditis in rats PP.
Methods and material. Two doses of T (1 mg/kg) were inoculated to weaning rats (prior infection) followed by the inoculation
of 1 million of T. cruzi trypomastigotes. The proper controls were performed, including an experimental group
which received a concomitant therapy of bicalutamide, an antagonist of T (5 mg/kg/day), plus T and T. cruzi inoculation.
Parasitemia was assessed at 7, 10 and 14 days post infection (pi) and the anatomopathological studies of heart, thymus
and spleen were also performed at 4, 7 and 14 days pi.
Results. At 14 day pi, those animals receiving physiological doses of T showed a significant increase in parasitemia
and developed a higher splenomegaly compare to the rest of the infected groups. The histological examination of these
groups presented a myocarditis of similar intensity -moderate to intense-, and amastigotes nests, while at days 4 and 7,
amastigotes nests were observed without inflammatory reaction. Controls did not present histological alterations.
Conclusions. Administration of T in the PP animals prior to T. cruzi infection led to an early parasite replication, as
evidenced by the increase in parasitemia, however, it was not able to modify the acute cardiac injury during the early
or late stage.
Keywords: Acute chagasic myocarditis; Testosterone; Experimental model in rats
Resumo
Estudo preliminar de miocardite chagásica aguda experimental e sua relação
com a administração de esteróides sexuais
Introdução. Em nosso modelo experimental, a infecção aguda pelo Trypanosoma cruzi (T. cruzi) em ratos adultos
cursos com parasitemia evidente pouco, enquanto que em animais pré-púberes (PP) são registrados parasitemias
mais elevadas. Estas discrepâncias podem estar associadas à imaturidade imunológica exibidos por animais mais
jovens, mas também para a diferente maturidade sexual do parasitado no momento da infecção. Como o hormônio
testosterona (T) que pode influenciar as células do sistema imunológico e, assim, modificar o curso das infecções
parasitárias, nós avaliamos o efeito de doses fisiológicas de T em estágio inicial miocardite aguda em ratos PP.
Material e métodos. Um milhão de T. cruzi foram inoculados a desmame e duas doses de T de 1 mg / kg, antes a T.
cruzi. Respectivos controles foram realizados, incluindo um grupo experimental que receberam bicalutamida, um
antagonista da T (5 mg/kg/dia) + T + T. cruzi. Parasitemia foi avaliada aos 7, 10 e 14 dias após a infecção (ai) e
realizado o estudo patológico do coração, timo e baço a 4, 7 e 14 dias ai.
Resultados. Aos 14 dias ai, os animais que receberam doses fisiológicas de T mostraram um aumento significativo
na parasitemia e desenvolveram uma maior esplenomegalia que outros grupos infectados. Exame histológico desses
grupos revelou uma intensidade similar de miocardite -moderada a intensa-, e ninhos de amastigotas, enquanto em
animais sacrificados nos dias 4 e 7, ninhos de amastigotas foram observados sem reação inflamatória. Os controles
não apresentaram alterações histológicas.
Conclusões. A administração de T nos animais PP antes da infecção com T. cruzi, levou à replicação inicial do
parasita, como evidenciado pelo aumento da parasitemia, entretanto, não foi capaz de modificar a lesão cardíaca
aguda na fase precoce ou tardia.
Palavras chave: Miocardite chagásica aguda; Testosterona; Modelo experimental em ratos
Introducción
En Brasil y hacia el año 1909, Carlos Justiniano Ribeiro
das Chagas describe el ciclo completo del Trypanosoma
cruzi (T. cruzi) agente etiológico de la enfermedad que
hoy lleva su nombre1,5. En la República Argentina, fueron
los estudios encabezados por el Dr. Salvador Mazza los
que condujeron al reconocimiento de la importancia de
esta enfermedad2. Se trata de una zoonosis protozoaria
ampliamente distribuida en América Latina. Según la Organización
Mundial de la Salud (OMS) afecta alrededor
de 20 millones de personas, con 500.000 casos nuevos
y 40.000 muertes anuales, existiendo en nuestro país
alrededor de 2,3 millones de infectados1,3.
La infección por este hemoflagelado se caracteriza por
un período inicial, llamado fase aguda, asintomático o
con manifestaciones locales y/o sistémicas que van desde
un síndrome febril hasta miocarditis o encefalitis, potencialmente
mortales4. En esta etapa, se detectan parásitos
en sangre y, también a nivel tisular, bajo la forma de
“nidos” de amastigotes intracelulares1. Transcurrido el
período agudo y habiéndose desarrollado una respuesta
inmune específica, se produce la depuración de los parásitos
en circulación y la sintomatología desaparece. En
la fase siguiente, conocida como etapa crónica, la única
evidencia de la infección es la serología positiva. En un
alto número de infectados, esta etapa perdura durante
toda la vida del individuo. Sin embargo, un 30% de los
infectados, décadas después de la primoinfección, desarrollan
las formas clínicas viscerales de la enfermedad
crónica: la miocardiopatía chagásica crónica (MCC) y/o
las megavísceras (megacolon y megaesófago)5.
En la epidemiologia de la enfermedad de Chagas existen
datos controvertidos en cuanto a la influencia de
variables como sexo, edad o raza. Algunos autores han
señalado que la MCC y la esofagopatía chagásica son
más frecuentes, severas y de desarrollo más precoz en
hombres que en mujeres6,7. En cuanto a la edad, se sabe
que fases agudas sintomáticas ocurren principalmente
en recién nacidos (infección congénita) o en niños8. La
mortalidad durante esta etapa también es mayor si la
infección tiene lugar durante el primer año de vida9. La
esofagopatía chagásica se observa más frecuentemente
durante la segunda década de vida; en tanto que la MCC
generalmente se detecta más tarde, durante la tercera,
cuarta o quinta década de la vida3,10.
Esta diferente susceptibilidad en relación a la edad y sexo
también ha sido observada en animales de experimentación11,12.
En el Instituto de Inmunología de la Facultad de
Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Rosario
(Rep. Argentina), observamos que la infección aguda
en ratas macho prepúberes (PP) de la línea “l”, da lugar
a altas parasitemias; mientras que en animales adultos
(A) se produce una etapa aguda de escasa jerarquía, con
parasitemias apenas perceptibles, incluso cuando estosúltimos son inoculados con una dosis de parásitos 7 veces
mayor que los PP debido a las diferencias en el peso
corporal12. También se ha descripto, tanto en humanos
como en modelos de laboratorio, la influencia que la
edad y el sexo tienen sobre el curso de la infección de
otras protozoosis como paludismo13 y leishmaniasis14.
Probablemente, la mayor o menor susceptibilidad a las
infecciones asociada a una edad temprana o al sexo sea
un fenómeno multifactorial, en donde interactúen, entre
otros, el grado de madurez del sistema inmune y factores
endócrinos. Entre estos últimos, se sabe que los niveles
de las hormonas sexuales difieren con la edad en todas
las especies y sus variaciones producen cambios evidentes
en la respuesta inmune entre machos y hembras15,16.
Así, los animales machos infectados con T. cruzi son
más susceptibles que las hembras17. Este incremento
en la susceptibilidad es atribuido a los efectos inmunosupresores
de la testosterona (T)18. Por esta razón, las
diferencias observadas en nuestro laboratorio en el curso
de la infección chagásica en relación a la edad, podrían
atribuirse no sólo a un diferente status inmunológico,
sino también a diferencias en la madurez sexual de las
ratas en el momento de la infección. En este sentido, en
nuestro modelo los niveles basales de T en los animales
PP son considerablemente menores que en las A19,20,
siendo admisible pensar que la administración de dosis
fisiológicas de la hormona en estos animales podría
optimizar su resistencia al parásito.
En base a nuestra experiencia en el modelo animal de
infección chagásica y para profundizar sobre la posible
influencia de la T en la diferente susceptibilidad observada
entre PP y A, nos proponemos examinar el efecto
producido por la administración de T en el grupo PP
sobre el control parasitario y la miocarditis aguda en su
fase más temprana.
Material y métodos
Animales
Se utilizaron ratas de la línea endocriada “l”, provenientes
del Bioterio Central, Facultad de Ciencias Médicas, Universidad
Nacional de Rosario (Rep. Argentina). Los animales
se mantuvieron bajo un régimen de 12 horas de luz, temperatura
regulada del criadero y tuvieron agua y alimento ad
libitum. Todos los procedimientos se realizaron siguiendo
las normas internacionales para el cuidado y uso de animales
de laboratorio.
Diseño experimental
Se comenzó trabajando con un grupo de madres con sus
crías, machos y hembras. Luego se seleccionaron al azar 11
madres adoptivas con 6 crías machos cada una, como puede
verse esquematizado en la Figura 1a. Al día 14 de vida, se
formaron, al azar, 4 grupos y a las crías se les administró la
primera dosis de T. Al día 21, se realizó el destete y se conformaron
los grupos experimentales (Figura 1b). Ese mismo
día los animales recibieron la segunda dosis de T y seis horas
después la primera dosis de bicalutamida, y de ahí en más se
les aplicó una dosis diaria hasta el final del experimento según
correspondiese. Luego se realizó la inoculación con T. cruzi.
En la Figura 1c, se observa un esquema de lo realizado.
Figura 1. Esquema experimental. a. Cuando los animales tenían 14 días de vida, recibieron la primera dosis de testosterona (T).
b. Grupos experimentales, diseñados con los animales prepúberes (PP). c. A los animales se les administró T a los 14 y 21 días de edad y
bicalutamida (B) desde este último día hasta el día 14 post-infección (pi). Además, a los 21 días de edad se los inoculó con T. cruzi (Tc) y a
partir de ese momento a los 4, 7 y 14 días pi fueron sacrificados para obtener las muestras para el estudio histopatológico del corazón.
Administración de testosterona
Los animales recibieron 1 mg/kg peso de propionato de T
(Testoviron Depot® Schering) en aceite de sésamo (vehículo:
V), vía intramuscular.
Dosaje sérico de la hormona
Los dosajes se realizaron al destete y a los 1, 2, 4 y 7 días
post-infección (pi) por quimioluminiscencia (Elecsys Testosterona ® Roche).
Administración de bicalutamida (B)
Los animales recibieron 5 mg/kg peso de B (Bitakebir® Aspen) diluida en solución fisiológica (SF) más gelatina
1%, vía subcutánea.
Parásitos e infección
Los animales se infectaron a los 21 días de edad con 1.106
tripomastigotes suspendidos en SF, cepa Tulahuén, vía
subcutánea.
Monitoreo de la infección
Las repercusiones sistémicas de la fase aguda de la enfermedad
se monitorearon mediante la evaluación de sobrevida,
peso y parasitemia. La parasitemia se evaluó por método
directo contando los parásitos en 50 campos microscópicos,
siguiendo condiciones previamente estandarizadas21.
Evaluación del desarrollo y comportamiento sexual
Se evaluó semanalmente el comportamiento de los animales
y las posibles modificaciones en los caracteres sexualessiguiendo a Larralde y colaboradores22,23.
Estudio anátomo-patológico
Previa anestesia con ketamina/xilacina, los animales fueron
sacrificados a los 4, 7 y 14 días pi. Los órganos (corazón,
timo, bazo y testículo), recolectados en cada uno de los
intervalos mencionados, se pesaron, se lavaron en PBS y
se fijaron en buffer formol 10% durante 24 hs. Secciones
continuas de 5 μ se colorearon con H&E, PAS y Giemsa.
Para la evaluación del daño miocárdico, la miocarditis fue
clasificada en diferentes grados de intensidad: leve (L),
moderada (M) e intensa (I), siguiendo los parámetros propuestos
en publicaciones previas24.
Análisis estadístico
Los datos se analizaron estadísticamente por Kruskal-Wallis
y la U de Mann Whitney.
Resultados
Niveles séricos de testosterona
En el Gráfico 1, se observan las concentraciones de T pre y
post infección con T. cruzi (días 0, 1, 2, 4 y 7 pi, respectivamente).
Como se esperaba, a lo largo del experimento los
valores séricos de T aumentan progresivamente sin alcanzar
las concentraciones de animales adultos (en promedio 2 μg/
ml)20. Sin embargo, en ninguna de las determinaciones se
observan diferencias estadísticamente significativas entre
los diferentes grupos experimentales.
Gráfico 1. Testosterona sérica. Las barras representan los valores de mediana (rango) en ng/mL de la hormona, determinados en los
distintos grupos experimentales. Las determinaciones al día 0, se hicieron previamente a la inoculación del parásito. Se muestran los
resultados de 1, de 2 vueltas experimentales similares.
Evaluación de la infección
Durante la primera etapa de la fase aguda, la infección fue
monitoreada evaluando sobrevida, peso de los animales
y parasitemia.
En todos los grupos experimentales la sobrevida fue del100% y el peso corporal no sufrió modificaciones. En
el Gráfico 2, se puede observar la evolución de la parasitemia.
Los animales una vez infectados, comienzan a
elevar el número de parásitos en sangre, hasta alcanzar
un nivel máximo, luego éstos comienzan a descender y
la parasitemia se hace negativa, aproximadamente a los
28 días pi. Debido a que en este experimento el sacrificio
de los animales se realizó los días 4, 7 y 14 pi, no fue
posible obtener estos últimos datos19,20.
Gráfico 2. Parasitemia. Los valores de parasitemia se expresan como mediana (rango). Al día 14, la parasitemia es significativamente mayor
en los animales infectados y que solamente recibieron testosterona (T), # p<0,01. Se muestran los resultados de 1, de 2 vueltas experimentales
similares.
Los animales que recibieron T (grupo T+Tc), muestran una evolución diferente, esto se evidencia al día 14 pi, donde los valores son significativamente mayores que en el grupo infectado solamente (V+ Tc). Las parasitemias en aquellos animales que recibieron T y B (Grupo B+T+ Tc) resultaron similares a los animales infectados no tratados.
Estudio anátomo-patológico
Clásicamente, se ha descripto un efecto negativo de la T
sobre el peso tímico y sobre el volumen y el peso testicular,
de ahí la evaluación de estos últimos parámetros25,26. En
relación a esto, no observamos diferencias en el peso del
timo ni alteraciones histopatológicas significativas en los
diferentes grupos experimentales (datos no mostrados).
En el Gráfico 3, pueden observarse los pesos absolutos de
los testículos de los animales obtenidos a cada uno de los
intervalos de tiempo estudiados (4, 7 y 14 días pi). Sólo
a los 4 días pi se observaron diferencias estadísticamente
significativas en los animales tratados con T (grupos T y
T+ Tc). Esta diferencia se mantuvo también en el grupo
T+ Tc a los 14 días pi.
Gráfico 3. Cambios en el peso de los testículos de las ratas tratadas con dosis fisiológicas de testosterona (T)
Se pesaron ambos testículos de cada animal por separado y se estableció la mediana y el rango de cada grupo experimental en gramos.
Hacia los días 7 y 14 post-infección (pi) los grupos tratados con T evidencian una disminución en el peso testicular al compararlos con
los grupos no tratados, # y *p<0,05. Se muestran los resultados de 1, de 2 vueltas experimentales similares.
En la Tabla 1a, se observan los resultados del estudio histopatológico del corazón de los animales al día 4 pi, donde aparecen los nidos de amastigotes en 4 de 9 animales infectados. En lo referente a los animales sacrificados al día 7 pi, los nidos de amastigotes se encontraban presentes en 8 de 9 animales infectados. En ambos grupos no fue posible detectar la presencia de infiltrado inflamatorio. Mientras que al día 14 pi, se observaron nidos de amastigotes en todos los animales y aparece la lesión cardíaca. La Tabla 1b, muestra que la frecuencia y el grado de lesión cardíaca son similares en todos los animales infectados, independientemente de que hayan sido o no tratados con T o T+B. Un ejemplo de esto se puede observar en las imágenes de la Figura 2: A y B al día 7 pi, en la cual vemos nidos de amastigotes, y en lo que respecta a las imágenes C y D, las mismas muestran infiltrado inflamatorio destruyendo fibras miocárdicas; en C se observa una miocarditis moderada y en D una miocarditis intensa.
Tabla 1. Estudio anátomo-patológico del corazón
Figura 2. Imágenes histológicas de miocardio. A y B: día 7 post-infección, nidos de amastigotes en ausencia de infiltrado inflamatorio (A:
400X y 600X-H&E y B: 1000X-PAS y Giemsa). C y D: día 14 post-infección 200X y 400X-H&E. C: fibras miocárdicas distorsionadas
por la presencia de infiltrado inflamatorio constituido por linfocitos y macrófagos, miocarditis moderada y D: miocarditis intensa.
El bazo es un órgano comprometido comúnmente en varios modelos animales de enfermedad de Chagas27. En este sentido, la esplenomegalia y las linfadenopatías relacionadas con una activación policlonal de células B y T son rasgos típicos de la infección por T. cruzi. Por esta razón, se analizóel peso del bazo (Gráfico 4). Hacia el día 7 pi, todos los grupos experimentales infectados con T. cruzi evidenciaron una importante esplenomegalia (p=0,05 con respecto a los controles no infectados). A su vez al comparar los distintos grupos infectados entre sí, el grupo T+ Tc presentó un aumento en el peso del bazo de mayor cuantía con respecto a los grupos V+ Tc y B+T+ Tc.
Gráfico 4. Esplenomegalia en los distintos grupos de animales infectados o no con T. cruzi. El peso del órgano registrado a los 4, 7
y 14 días post-infección (pi) se presenta como mediana (rango) en gramos. El análisis estadístico demostró diferencias significativas en
esta variable en los animales infectados vs no infectados al día 7 pi, p<0,05 (no señalado). Al mismo día, el grupo T+Tc difirió significativamente
de los otros dos grupos infectados, # p<0,05. Se muestran los resultados de 1, de 2 vueltas experimentales similares.
Discusión
Los sistemas inmunes y endócrino se hallan íntimamente
relacionados tanto en forma anatómica como funcional28.
Esta interconexión se hace evidente cuando se observa el
fenómeno del dimorfismo sexual inmunológico. Dicho
fenómeno se manifiesta por la desigual susceptibilidad a
enfermedades entre ambos sexos, así por ejemplo, algunas
patologías son más prevalentes o más severas en machosque en hembras, o viceversa29-32. Probablemente esto esté relacionado con el hecho de que las hormonas sexuales
influencian un gran número de mecanismos de la respuesta
inmune, incluyendo la maduración y selección de timocitos,
la proliferación de linfocitos, la apoptosis, el tránsito
celular, la expresión de moléculas del complejo mayor de
histocompatibilidad clase II, la fagocitosis y la producción
de citocinas. En general se acepta que los estrógenos potencian
la inmunidad mediada por los linfocitos B, a la vez que
suprimen algunos aspectos de las células T; mientras que la
T, principal hormona sexual masculina, suprimiría tanto la
respuesta B como la T28-33.
En los mamíferos, los niveles de algunas hormonas esteroideas
no sólo varían entre machos y hembras, sino también
con la edad o la madurez sexual28. Por ejemplo, durante la
pubertad masculina, ocurren marcadas fluctuaciones en los
niveles de T y su precursor dehidroepiandrosterona34,35. Estas
fluctuaciones en los niveles hormonales durante las distintas
etapas del desarrollo, podrían producir profundos efectos
sobre el sistema inmune.
En lo que respecta a las infecciones parasitarias, los esteroides
sexuales pueden influir sobre el grado de control y resistencia
anti-parasitaria, ya sea estimulando o inhibiendo la respuesta
inmune36. Específicamente en la infección por T. cruzi, es
evidente que las hormonas sexuales influencian el curso de
la infección y por lo tanto la susceptibilidad/resistencia a la
misma. Así, los animales machos infectados con T. cruzi son
más susceptibles que las hembras31. Este incremento en la
susceptibilidad es atribuido a los efectos inmunosupresores
de la T37.
En nuestro modelo experimental, la infección aguda por T.
cruzi en ratas A cursa con una parasitemia poco evidente,
mientras que en los animales PP se registran parasitemias más
elevadas12. Sin duda, la inmadurez del sistema inmune en el
grupo PP está directamente relacionada con estas observaciones.
Sin embargo, tras estudiar el grado de funcionalidad
de los macrófagos, la actividad del sistema del complemento
y la producción de anticuerpos específicos en ambos grupos
etarios de animales, sólo los anticuerpos específicos parecen
estar involucrados en el mejor manejo de la infección por
parte de los animales A38. En este sentido, la producción de
anticuerpos puede estar influenciada no sólo por factores
inherentes a la respuesta inmune (como el balance de citocinas,
el tipo de patógeno, T. cruzi); sino también puede ser
afectada por otras variables. Entre ellas se encuentra el medio
ambiente hormonal32, en particular el producido por los
esteroides sexuales. Así, los esperables distintos niveles de T
entre ratas PP y A podrían claramente influir en el desarrollo
de la respuesta inmune efectora anti-parasitaria37.
En resumen, todas estas discrepancias en susceptibilidad/
resistencia a la infección con T. cruzi están asociadas a la
edad del animal y, por tanto, a la inmadurez inmunológica que
exhiben los animales más jóvenes; pero asimismo, también
parecen estar vinculadas con la diferente madurez sexual del
huésped al momento de la infección. Hemos observado que
los niveles basales de T en los animales PP son considerablemente
menores que en los A y que recién hacia los 50-56
días de edad las ratas macho alcanzan la madurez sexual, en
términos de niveles de T20.
Todas estas observaciones nos condujeron a especular que
la T o sus metabolitos podrían jugar un rol importante en la
génesis de la respuesta anti-parasitaria. De ahí que encaramos
el estudio actual, donde nos propusimos evaluar los cambios
desarrollados en animales PP luego de la administración de
T en dosis fisiológicas. Para ello, administramos un análogo
de depósito de la T sin modificar los niveles séricos basales
de la misma en las ratas PP. Con el fin de evaluar aún más la
probable influencia de esta hormona o sus subproductos se
administró a un grupo de ratas un anti-receptor de la T. Se
trata de la B, un antiandrógeno no esteroide, desprovisto de
otras actividades endócrinas, que se une a los receptores de T
sin activar la expresión génica, inhibiendo de esta manera el
estímulo androgénico40. Como resultado de esta inhibición, se
produce un bloqueo de la acción directa de la T; sin embargo,
dicha hormona puede metabolizarse normalmente siguiendo
las vías habituales. Este grupo de ratas actuaría a modo de
grupo control en nuestro ensayo.
Como esperábamos, todos los grupos experimentales presentaron
una madurez sexual similar a juzgar por los niveles
séricos de T, el estado de los genitales internos y externos y el
comportamiento de los animales. Esto nos indicó que la dosis
de T administrada no generaba niveles farmacológicos en
circulación. Tampoco se observaron cambios a nivel tímico,
tanto macroscópicos como histopatológicos. Sin embargo,
los grupos tratados con T experimentaron una regresión en el
peso testicular, que fue significativa hacia los 7 y 14 días pi,
y que se revirtió al recibir concomitantemente B. Al tratarse
de dosis fisiológicas era de esperar que no ocurran modificaciones en la producción de los factores de crecimiento
hipofisarios responsables directa o indirectamente del crecimiento
testicular y de la producción de T por estas gónadas.
Sin embargo, para éstas y otras hormonas se han descripto
cambios en funciones endócrinas e inmunológicas sobre
distintos órganos blanco, aún tras la administración de dosis
bajas28,33. También podrían existir diferentes concentraciones
tisulares de T o de su metabolito más activo (dehidrotestosterona)
que explicaran estos hallazgos35.
En el mismo sentido y contrariamente a lo esperado, el grupo
PP tratado con T y posteriormente infectado con T. cruzi evidenció parasitemias más significativas que sus controles
no tratados o tratados pero con bloqueo de los receptores por
parte de la B. Coincidentemente, el desarrollo de esplenomegalia
reactiva fue más significativo en este grupo. Estos
resultados indican que, a pesar de que los animales reciben
dosis fisiológicas de T, parece prevalecer en este grupo la
conocida acción inmunosupresora de esta hormona. Además,
el comportamiento del grupo infectado y tratado al mismo
tiempo con T y B, nos indica que, sobre todo, es la acción
directa de la T sobre los tejidos y no la de sus metabolitos la
responsable del déficit de actividad anti-parasitaria. Se sabe
que la T restringe la producción de anticuerpos, mientras que
los estrógenos la promueven28,34,41,42; de ahí que se frenaría la
respuesta humoral en el grupo tratado con T y esto generaría
un inadecuado control parasitario.
Por otra parte, al realizar el estudio anátomo-patológico, la
administración de T en los animales PP, previo a la infeccióncon T. cruzi, no modificó la lesión cardíaca aguda en sus fases
más tempranas. En este contexto, consideramos posible que
el origen de la mayor o menor susceptibilidad a la infección
con T. cruzi asociada a una edad temprana y/o a la madurez
sexual sea un fenómeno multifactorial, en el que además de
las variables mencionadas intervengan otros elementos del
huésped y también del parásito. Sería necesario ahondar en
la respuesta anti-T. cruzi en nuestro modelo y determinar los
perfiles de citocinas pro y anti-inflamatorias, los subtipos de
anticuerpos y la posible influencia de otras hormonas, como
por ejemplo los glucocorticoides43. Además, este estudio
debería extenderse a todo el período agudo y sería necesario
medir el comportamiento de otras variables endocrinológicas,
como el grado de actividad de las enzimas aromatasas
y reductasas de la ruta metabólica androgénica44, para así poder determinar más adecuadamente la posible influencia
de la T o sus metabolitos.
Resaltamos que éste es un estudio experimental en ratas,
modelo que representa sólo algunos aspectos de la evolución
de la cardiopatía chagásica en el hombre, y por lo tanto, debe
tenerse sumo cuidado en la extrapolación de los resultados
obtenidos a lo observado en los seres humanos.
Conclusión
Los animales PP tratados con T mostraron un inadecuado control parasitario en el transcurso de las etapas iniciales del período agudo, no observándose modificaciones en la severidad del daño cardíaco. La asociación positiva observada entre T y parasitemia será un motivo para proyectar futuros estudios.
Recursos financieros
No hubo apoyo financiero para este trabajo.
Conflicto de intereses
Los autores declaran que no existen conflictos de interés.
1. Rodrigues Coura J., Albajar Viñas P. Chagas disease: a new worldwide challenge. Nature 2010; 465 (Suplement): S6-7.
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